En los montes secos y escarpados de Tortosa, donde la cultura cinegética se transmite de generación en generación, un grupo de cazadores ha decidido dar un paso adelante. Liderados por Jordi Pla, vocal de la Sociedad de Cazadores de Tortosa, han puesto en marcha un ambicioso plan de recuperación y gestión sostenible de la perdiz roja, una especie cada vez más amenazada por la presión de los depredadores y la escasez de agua.
Pla lleva dos años liderando este proyecto, que busca no solo repoblar el acotado desde cero, sino hacerlo con métodos eficaces, ecológicos y duraderos. «La clave está en la adaptación y la innovación», afirma. Gracias a un sistema de comederos y bebederos diseñados a medida, las perdices pueden ahora alimentarse e hidratarse con regularidad sin exponerse a los riesgos que antes suponía el entorno.
Comederos con ingeniería casera

Uno de los avances más eficaces ha sido la instalación de carcasas equipadas con pantallas móviles que ofrecen protección frente a los depredadores. Estas estructuras no solo resguardan a las aves, sino que les permiten aclimatarse a su entorno de forma progresiva. Además, una malla electrosoldada enterrada a 15 centímetros evita incursiones no deseadas por parte de alimañas.
Pero el ingenio va más allá. Los cazadores han sustituido los tradicionales bidones por tubos de PVC en los comederos, solucionando los frecuentes fallos que aparecían cuando el grano escaseaba. «Con el PVC, ese problema es historia», explica Pla. Para combatir la condensación, se ha optado por un diseño con codos que garantiza la ventilación. Este sistema, fruto de la colaboración entre socios, ha resultado ser más eficaz y económico de lo previsto.

Tecnología al servicio del campo
Otro de los grandes logros del equipo de Pla es la digitalización del coto, que ya dispone de un mapa interactivo con 8.000 hectáreas señalizadas mediante códigos QR. Escaneando uno de estos códigos, cualquier usuario puede conocer la ubicación de los bebederos y comederos, acceder a información del terreno e incluso enlazar con la web oficial o la página de Facebook de la sociedad.
Este enfoque se extenderá pronto a la caza mayor, donde se planea replicar el sistema en zonas jabalineras. La idea es incluir nuevos códigos QR en las placas de batidas para informar a senderistas y evitar incidentes. Además, Pla ha lanzado el sitio web www.cotogest.com, donde comparte su experiencia y ofrece asesoramiento para quienes quieran replicar su modelo de gestión cinegética.

Una iniciativa con futuro
El proyecto, enmarcado en una visión moderna y respetuosa del mundo cinegético, demuestra que es posible conservar la fauna silvestre sin renunciar a la tradición. Jordi Pla y su equipo han sabido combinar la experiencia del campo con soluciones prácticas, mostrando que la sostenibilidad y la caza pueden ir de la mano.
Con resultados esperanzadores a la vista, esta experiencia podría convertirse en un referente para otros cotos que quieran afrontar el futuro desde una perspectiva ecológica y responsable.