La presión de los conejos sobre la agricultura catalana ha alcanzado tales dimensiones que las autoridades han tenido que autorizar métodos de control extraordinarios. Un reportaje emitido por el programa ‘30 minuts’ de 3Cat revela cómo se abate a estos animales desde vehículos, de noche y con rifles equipados con visores térmicos. Una escena impensable en otras comunidades autónomas que pone en evidencia la magnitud de esta crisis cinegética.
En el vídeo, compartido por los perfiles oficiales del programa y del ente catalán, se puede ver a varios tiradores actuando en plena oscuridad. Las imágenes, iluminadas por una luz verde, captan declaraciones rotundas de uno de los implicados: «Volverás a matar los mismos al día siguiente, y los mismos al día siguiente, y llevamos tres años matando cada día los mismos…». Una frase que resume la desesperación del sector y la ineficacia, por ahora, de los esfuerzos por frenar la explosión demográfica del conejo.
Una situación límite en el campo catalán
El problema no es nuevo. En abril, Jara y Sedal ya informaba de que el Govern había declarado la emergencia cinegética en seis comarcas de Lleida. Solo entre enero y marzo de 2025 se abatieron 26.694 conejos, una cifra seis veces superior al trimestre anterior. El control se lleva a cabo por parte de agentes rurales, personal de Forestal Catalana y cazadores, y busca contener los graves daños agrícolas provocados por esta especie.
Los cultivos más afectados son los de cereal, fruta dulce, olivar y frutos secos. En los tres primeros meses del año se registraron más de 2.000 parcelas dañadas, la mayoría en Urgell, Pla d’Urgell, Segrià, Segarra, Noguera y Garrigues. Los agricultores han llegado a resembrar fincas enteras hasta tres veces o sustituir kilómetros de mangueras de riego mordidas por los conejos.
Controles con rifle y visores térmicos
La escena nocturna del vídeo tiene un carácter excepcional. El uso de rifles desde el coche con apoyo de visores térmicos no está autorizado en la mayoría de comunidades autónomas ni siquiera para especies como el jabalí. Sin embargo, en este caso, las autoridades catalanas han dado luz verde a este método en determinados casos ante la gravedad del problema.
La falta de depredadores naturales, los cambios en el paisaje agrícola y la disponibilidad de alimento han generado un entorno ideal para la proliferación del conejo.
La ciencia también busca respuestas
Además de las batidas, el Govern colabora con científicos del CSIC en un ambicioso estudio de seguimiento. A principios de año se colocaron collares radiotransmisores a 200 conejos para analizar su comportamiento, su tasa de supervivencia y la eficacia de los distintos métodos de control. El objetivo es desarrollar una estrategia más eficaz y selectiva, evitando en lo posible daños colaterales sobre otras especies o sobre el propio ecosistema.
Mientras tanto, las imágenes nocturnas de los rifles en acción evidencian que, en Cataluña, la batalla contra el conejo ha dejado de ser una cuestión simbólica para convertirse en una guerra sin tregua.