Luchar contra las plagas del jardín puede llegar a sacar lo peor —o lo más imprudente— de uno mismo. Eso fue lo que ocurrió cuando un hombre decidió eliminar una madriguera de topillos que había invadido su césped con un método tan desesperado como temerario: llenar las galerías con gas y encender una cerilla.
Las imágenes, captadas por una cámara de seguridad, muestran cómo el protagonista se aproxima a la madriguera con una caja de cerillas en la mano. A su lado, dos perros de caza —beagles concretamente— observan curiosos. En dos ocasiones intenta provocar el encendido del gas sin éxito. Pero como dice el dicho, «a la tercera va la vencida». Y esta vez, lo fue… con consecuencias.
Una detonación de película
Al encender la cerilla por tercera vez, se produce una violenta explosión que hace saltar por los aires la tierra del jardín y una carretilla que estaba apoyada en la pared cercana. La onda expansiva sorprende tanto al hombre como a sus dos perros, que salen corriendo instintivamente, intentando ponerse a salvo. Por suerte, ninguno de los tres resultó herido.
El vídeo, grabado a finales de 2019 pero viralizado tiempo después, deja claro el peligro de este tipo de experimentos caseros. Aunque pueda parecer una solución rápida, mezclar gas y fuego sin control en espacios cerrados, como una madriguera subterránea, puede tener consecuencias impredecibles.
El riesgo de improvisar con fuego
Además del susto y los daños materiales, este tipo de acciones suponen un evidente riesgo para las personas, los animales y el entorno. El protagonista de este incidente pudo haber sufrido quemaduras graves o lesiones por impacto. Y aunque la escena pueda parecer cómica vista con distancia, lo cierto es que estuvo cerca de convertirse en una tragedia.
El incidente es un claro ejemplo de cómo las soluciones caseras a problemas con fauna silvestre, por muy ingeniosas que parezcan, pueden salirse de control con facilidad. Y sobre todo, de que los topillos no se eliminan a cerillazos.