El nombre Sus scrofa es la denominación científica del jabalí, uno de los animales más emblemáticos de nuestros montes. Fue establecido oficialmente en 1758 por el naturalista sueco Carl von Linné, creador del sistema de clasificación binomial que seguimos utilizando en la actualidad. Este sistema se basa en dos palabras en latín: la primera indica el género al que pertenece el animal, mientras que la segunda especifica la especie concreta. En este caso, Sus agrupa a todos los cerdos —domésticos y salvajes— y scrofa hace referencia al jabalí como tal.

¿Qué significa “Sus”?

Sus es una palabra que procede directamente del latín clásico y significa, simplemente, “cerdo”. Los romanos ya la usaban en contextos rurales, alimentarios o incluso religiosos, y esa raíz ha perdurado hasta hoy en muchas lenguas europeas. En inglés dio lugar a “sow”, en italiano a “suino”, y en el lenguaje técnico a términos como “suido” o “suiforme”, todos relacionados con la familia biológica de los cerdos. Es una raíz que conecta a este animal con una larga tradición cultural y lingüística.

¿Y “scrofa”?

El término scrofa, también de origen latino, designaba concretamente a la cerda salvaje. Frente al cerdo doméstico, que también podía llamarse sus domesticus, scrofa se usaba para identificar a los ejemplares salvajes, especialmente a las hembras. De ahí que Linneo escogiera este término para nombrar a la especie, marcando una clara distinción entre lo doméstico y lo silvestre.

El género Sus al completo

Sus scrofa es solo una de las varias especies que forman el género Sus, todas ellas integrantes de la familia Suidae. Además del jabalí euroasiático, existen especies como Sus barbatus, el cerdo barbudo de Borneo; Sus celebensis, típico de la isla de Célebes; Sus verrucosus, de Java, conocido por las verrugas faciales de los machos; Sus cebifrons y Sus philippensis, del archipiélago filipino; Sus oliveri, nativo de la isla de Mindoro; y, por supuesto, Sus domesticus, el cerdo doméstico, considerado por muchos zoólogos como una subespecie domesticada del jabalí original. Cada una de estas especies ha desarrollado adaptaciones propias al hábitat donde vive, desde hábitos semiacuáticos hasta estructuras corporales particulares que les permiten sobrevivir en entornos muy diversos.

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Jabalí. © Shutterstock

Entre las muchas subespecies de Sus scrofa, una de las más codiciadas por los cazadores españoles es sin duda el Sus scrofa attila, el jabalí gigante que habita principalmente en Europa del Este, especialmente en los Cárpatos. Este animal destaca por su gran tamaño corporal, su espeso pelaje invernal y unos colmillos espectaculares que lo convierten en una pieza de trofeo muy valorada. Las monterías en países como Hungría, Rumanía o Bulgaria que ofrecen la posibilidad de abatir un attila auténtico están cada vez más demandadas entre los aficionados a la caza mayor por la dificultad, la espectacularidad y la imponente presencia de estos ejemplares.

¿Y qué hay del jabalí ibérico?

En la península ibérica se han descrito dos subespecies con características morfológicas bien diferenciadas. Por un lado, Sus scrofa castilianus, conocido como el jabalí “albar”, se distribuye principalmente por el norte de la península y se distingue por su mayor tamaño corporal, su pelaje más claro y una cobertura más tupida, adaptada a climas fríos. Por otro, Sus scrofa baeticus, o “arocho”, se encuentra en el sur peninsular y presenta un tamaño más reducido, menos densidad de pelo y una coloración más oscura. Ambas formas responden a adaptaciones ecológicas al entorno, y aunque no siempre aparecen en los registros oficiales de taxonomía, son reconocidas en el ámbito cinegético y científico por sus rasgos distintivos.

Es frecuente que en determinadas zonas de contacto haya mezclas o poblaciones intermedias. Además, conviene señalar que Sus scrofa meridionalis, subespecie a menudo confundida con poblaciones ibéricas, es en realidad propia de las islas de Córcega y Cerdeña, y no se encuentra en territorio peninsular. A esta diversidad se suma un fenómeno cada vez más extendido: la hibridación con el cerdo doméstico, ya sea por escapes o sueltas ilegales, lo que ha generado en algunas zonas ejemplares con rasgos intermedios que alteran la genética local.

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